Sobre mi - Mis palabras para Callejear

Porque somos en las palabras, porque ellas nos definen y nos hacen existir, porque con ellas nos acercamos, nos susurramos y nos sanamos. La palabra que define mi vida es PASIÓN que tiene todo que ver con VOCACIÓN.

.           Mi primera pasión, siendo niño, fue la de ser torero, pronto supe que ese no era mi camino, pero me guardé varias palabras que me acompañan siempre: valor y al toro, nunca ver los toros desde la barrera, salir por la puerta grande, ponerme el mundo por montera, coger al toro por los cuernos, no hay quinto malo, hasta el rabo todo es toro, rematar la faena...

 Mi segunda pasión fue la de ser misionero y durante seis años estudié con los claretianos discerniendo lo que Dios quería de mí y descubrí que tampoco ese era mi camino. Durante estos años aprendí y asumí claves importantes para vivir. Son muchas las palabras que guardo de esta búsqueda: Evangelizar, comunidad, Padre, Evangelio, abrasar, buscar, luz, camino, verdad…

Otra pasión importante fue la del teatro, aunque nunca quise ser actor profesional, siempre me gustó sentir el vértigo de subirme a un escenario y he disfrutado mucho interpretando a diferentes personajes. Guardo en mi memoria cientos de palabras que forman versos y consiguen que cada día la cebolla se convierta en escarcha cerrada  y pobre, que sean especiales las cinco de la tarde o que cada año yo también espere un milagro de la primavera. 

Mi tercera vocación es la de educador. Estudié Filología Hispánica y entre versos y análisis sintácticos me di cuenta de que quería educar a jóvenes y adolescentes siendo profesor. También me he graduado en ciencias religiosas.  En la actualidad soy profesor de ética, filosofía, latín, religión y literatura en el colegio marista de Segovia y soy feliz porque cada día que pasa sé que este es el lugar que quiero ocupar en el mundo. Utilizo palabras como sentido, metafísica, verdad, arjé, hombre, moral, libertad, ser…

Estoy absolutamente convencido de que tengo la profesión más bonita del mundo. En el colegio marista de Segovia pronto aprendí que Para educar hay que amar, y así lo intento hacer todos los días.

De todo aprendí. Ahora sé que para ser un buen profesor hay que tener mucho de torero, algo de poeta, un poco de actor y parte de misionero.

 .       Mi última vocación y pasión que articula toda mi vida es mi mujer Clara y mis tres hijos Gabriela, Clarita y Juan. Clara y yo nos casamos en el 2008 y decidimos compartir palabras y vida. Hoy no concibo mi vida sin ella y como canta la copla: Ay qué diferentes somos, pero cuánto nos queremos….

Son muchas las palabras que me han acompañado a lo largo de mi vida. He aprendido que la mejor arma es la palabra, te pueden hacer más daño que cualquier arma y  te pueden sanar el dolor que no te cura ningún fármaco.

La palabra que repito cada día es GRACIAS por las palabras que recibo:

Las palabras de mi madre que fueron las primeras. Las palabras de mis alumnos que me enseñan a ser mejor educador. Las palabras de mis amigos que me dicen la verdad. Las palabras de mi mujer que me enamoran. Las palabras de mis hijos que me hacen soñar.