El
sábado 23 de febrero tuvo lugar en Santiago de Compostela la gala de los premios
Educa Abanca al mejor docente de España. Algunos medios de comunicación han
llamado a estos premios “los Goya de la educación”. Acepto la metáfora y me
parece acertadísima si entendemos que la educación
es un arte. Sin embargo, en estos “goyas” ninguno de
los que allí estábamos queríamos lucir vestidos ni joyas, no queríamos marcar
tendencia, no pretendíamos publicidad, tampoco buscábamos la fama. En esta gala
solo lucíamos el orgullo de ser educadores.
La
gala fue presentada y bien conducida por Yolanda Vázquez que con mucho cariño
fue desmenuzando el sentido y significado de las palabras profesor, maestro,
docente y educador. Aunque los premios ya se habían hecho públicos en el mes de
enero, esto no restó nada de emoción a una gala sencilla, bien preparada, emocionante
y muy de verdad.
Estos
premios suponen un grito y reivindicación sincera por dignificar la profesión y dar visibilidad a los educadores. Todos
los premiados, sin conocernos, compartíamos la misma filosofía educativa, que
otra educación es posible y necesaria y que somos muchos los que día a día en
el aula nos dejamos la piel, el alma y el corazón en lo que hacemos porque
creemos que desempeñamos una profesión que puede cambiar el mundo (Ahí es nada).
Ninguno de los que allí estábamos nos creíamos los mejores, no
lo somos, todos sabemos que cientos de compañeros profesores en todos los
colegios de España son también los mejores y de una u otra forma estaban
presentes en la gala. Los diez ganadores de cada categoría recibimos un diploma
y una estatuilla y los ganadores tomaban la palabra.
Constanza Micaela La Grottería fue la ganadora en
la categoría de infantil. Coti tomó
prestadas las palabras de Gloria Fuertes para concluir su discurso y emocionada
recitaba Lo primero, la bondad; lo segundo
el talento. Y aquí termina el cuento. Un acierto, para mi gusto, recurrir a
la poeta, dejaba claro con este mensaje que la educación en conocimientos y
competencias es importante, pero que lo prioritario en su tarea educativa es educar a niños buenos.
Antonio García Arias resultó ser el
ganador en la categoría de primaria. Hizo un discurso claro, convincente y
esperanzador. Nos dijo a todos los que allí estábamos que la mejor metodología
somos cada uno de nosotros. La mejor forma de evaluar somos cada uno de
nosotros. La mejor innovación somos cada uno de nosotros. Gracias Antonio por
tu defensa del sentido común.
Pedro Martínez Ortiz fue nombrado mejor
docente de Secundaria y Bachillerato. Compartió con todos nosotros el secreto
de su éxito afirmando convencido que solo aquello que
pasa el filtro de las emociones y toca el corazón, merece un espacio en nuestro
cerebro. Es experto en matemáticas, pero intuyo que sobre todo es
experto en emocionar. No me cabe duda de que emocionar es sinónimo de educar.
En la
categoría de Formación Profesional, la mejor docente fue María García-Saúco Hijano. Emocionada reivindicaba la dignidad
y el lugar que se merecen los estudios de formación profesional. Nos confesaba
que solía terminar sus clases diciendo a sus alumnos “Mañana más y mejor” pero
que esta vez para concluir su discurso prefería compartir el hastag que suele emplear
en sus redes #misalumnoslosmejores.
Alfredo Corell Almuzara puso el punto final
a las intervenciones. Fue el mejor docente de Universidad y su discurso no dejó
indiferente a nadie. Sencillamente brillante. Emocionado y valiente compartía con
el auditorio una dura experiencia vivida en su facultad para dejar clara
nuestra tarea con una pregunta retórica que apenas podía pronunciar por la
emoción ¿Entendéis ahora por qué es tan
importante la educación?. Querido Corelli, si yo hubiese estado hoy en la
Universidad no dudes de que hubiese llenado toda la facultad con papelitos
donde pusiera: Alfredo Corell es el mejor profesor de Universidad de España.
La gala estuvo
llena de palabras porque nuestra profesión es una profesión de palabras. La
palabra es nuestra herramienta y es arma de futuro. Todas las que se pronunciaron
en la gala, como diría el poeta, No fueron gota a gota pensadas, no fueron un
bello producto, no fueron un fruto perfecto… son gritos en el cielo y en la tierra son actos.
Estoy tremendamente
agradecido y sí compañeros sí, tenemos la profesión
más bonita del mundo.
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