Querido
profesor y compañero:
Nosotros
sabemos bien las venturas y desventuras de nuestro oficio y sabemos de las
alegrías y las penas de nuestra profesión. Conocemos bien lo que es desgastarse
en un aula y desvelarse en el cuidado de nuestros alumnos, pero esta cuarentena
ha llevado al límite a nuestra querida profesión (como a muchas otras).
Sé lo que te
está costando adaptarte a esta nueva situación. Sé, que aunque casi todos hemos
hecho formaciones TIC, la mayoría de nosotros no controlábamos estas
herramientas. Sé la frustración y la impotencia que sientes por no poder llegar
a todos tus alumnos. Sé de vuestras lágrimas y desvelos. Sé lo que te cuesta
grabar un vídeo y mostrar parte de la intimidad de tu hogar (nadie nos enseñó a
ser youtubers). Sé que te falta la mirada cómplice, la cercanía, el abrazo,
el gesto oportuno (ni teams, ni zoom, ni classroom, ni meet, ni skype, ni ninguna
plataforma sirve para esto). Sé lo sientes cuando ese alumno que es el que más
te preocupaba y preocupa sigue sin conectarse y sin enviar respuestas. Sé que
se te parte el alma cuando conoces la realidad de muchas familias y asumes que
para muchos alumnos será difícil acabar este trimestre. Sí, no estamos en
nuestro mejor momento.
Sé que te duele, te frustra y te llena de
rabia cuando los titulares de los periódicos rezan con absoluta contundencia: “El
aprobado será la regla general y la repetición la excepción”. Parece que no se sabe
que ésta siempre ha sido nuestra prioridad (con cuarentena y sin ella), parece
que no se sabe de los esfuerzos que todos hacemos siempre para que ninguno de nuestros
alumnos se quede atrás. Parece que quienes firman estos titulares hacen mucho
que no pisan un aula.
Desde el
primer día de esta pandemia transmití a mis alumnos que este era un tiempo
privilegiado para aprender, lo creo firmemente, también es un tiempo privilegiado
para aprender nosotros, los que siempre enseñamos. Después de tantas
formaciones, tantos congresos, tantas ponencias…. Nadie nos enseñó a educar a nuestros
alumnos en esta situación, ahora ya no hay gurús, ya no hay expertos. Ahora solo
está el esfuerzo, la creatividad, las muchas horas y los muchos planteamientos
y replanteamientos que todos los profesores estamos haciendo por nuestros
alumnos. Gracias. A lo mejor no hacía
falta consumir tanta formación como nos hacían creer y bastaba con parar y
pensar en la esencia, en la raíz y en lo profundo de la tarea educativa.
Esta pandemia
ha provocado que muchos de vosotros estéis haciendo y compartiendo reflexiones
serias y profundas, no solo sobre la dificultad de enseñar en este momento complicado,
sino sobre la esencia y sentido de la educación. El debate en este tiempo de
cuarentena evidencia un problema que ya existía antes. Al final va a ser un
virus y no un experto pedagogo, quien haga temblar los pilares de un sistema educativo
que ya agonizaba y nos enseñe la verdadera esencia de la educación: educar para
la vida.
No
sé si a ti te pasa, yo a veces sueño con el día en el que podamos volver a
abrir la puerta del aula y reencontrarnos con nuestros alumnos. Será como la
primera vez, con la misma ilusión (o más), los mismos nervios, la misma sensación
en el estómago (sé que sabes de lo que te hablo). Será la misma aula, las
mismas sillas y pupitres, pero nosotros y nuestros alumnos no seremos los mismos.
Independientemente de los años que llevemos en la profesión, todos seremos “profesores
nuevos” y juntos, en equipo, habrá que empezar a reconstruir.
Querido profesor, sin planteamientos
claros por parte de la administración, con un rumbo incierto, sin directrices
concretas y sin herramientas adecuadas en muchos casos te estás dejando la piel
y el alma. Lo nuestro es una vocación y aunque no estemos en el mejor momento y
los días van pasando y pesando, sigo convencido de que tenemos la profesión más
bonita del mundo.
Ya
sabes que para vino nuevo, odres nuevos. Pues ahí estamos, planteando, reinventando
y pariendo odres nuevos (que falta hacía) con el pleno convencimiento de que saldrán
vinos nuevos y vinos buenos. De esta saldrán hombres y mujeres nuevos,
competentes y con ganas de cambiar el mundo. Será una buena añada.
Gracias
profesor. Un abrazo y mi absoluta admiración.
Sergio Calleja
Me ha emocionado muchisimo esta carta, gracias :) casi lloro
ResponderEliminarHola, soy Theresa Williams. Después de estar en una relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible para traerlo de regreso, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le supliqué todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella sugirió que debería contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a lanzar un hechizo para traerlo de vuelta, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo, no tuve más remedio que intentarlo, yo envié por correo al lanzador de hechizos, y me dijo que no había problema de que todo estaría bien antes de los tres días, que mi ex volvería a mí antes de los tres días, lanzó el hechizo y sorprendentemente en el segundo día, eran alrededor de las 4 p.m. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido que respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto todo lo que sucedió que quería que volviera con él, que me ama tanto. Estaba tan feliz y fui a verlo. Así fue como comenzamos a vivir juntos felices de nuevo. Desde entonces, he prometido que cualquier persona que conozca que tenga un problema de relación sería de gran ayuda para esa persona al referirla al único lanzador de hechizos real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. Su correo electrónico: {drogunduspellcaster@gmail.com} puede enviarle un correo electrónico si necesita su ayuda en su relación o en cualquier otro caso.
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Cuánta verdad. Somos maestros, somos humanos. Gracias
ResponderEliminarMuy emotivo
ResponderEliminarGracias!!!
ResponderEliminarBien, así es.
ResponderEliminarGrandísimo profesional de corazón grande
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