Educación sexual. Asignatura pendiente

Un hombre solo, una mujer
              así tomados, de uno en uno
               son como polvo, no son nada, no son nada.

José Agustín Goytisolo

Me preocupan las relaciones de pareja que establecen los adolescentes. Me preocupan. Cada vez más soy testigo directo de relaciones entre adolescentes muy tóxicas, poco sanas, de mucha posesión. Relacionas que anulan, que no viven en libertad, que restan. Relaciones que generan mucho dolor y mucho sufrimiento. Me preocupa. Mucho.

Me preocupan las noticias que se tornan virales a este respecto: Investigan una violación múltiple de cuatro menores a una chica de 15 años en Alicante. Dos niñas de 13 y 12 años violadas por varios menores de edad en Baena e Isla Cristina. Me preocupan los datos que publica el periódico El Mundo: Más del 80% de los adolescentes conoce algún acto de violencia entre parejas de su edad. El 62,9% de los encuestados conoce a chicas que revisan el móvil de sus novios. Me preocupa.

Me preocupa saber que para los adolescentes la sexualidad ha dejado de pertenecer al ámbito de lo privado y se ha convertido en algo público de lo que  presumir y exponer en sus redes sociales. Me preocupa.

Me preocupa escuchar cómo hablan del sexo, parece que ha quedado reducido a “pasar el rato” y no hay diferencia entre quedar con un amigo para tomar un café o quedar con él para practicar sexo. Me preocupa que varios adolescentes me dicen, demasiados, que en las relaciones con su novio o novia se han sentido mal, humillados, maltratados, anulados, vigilados… Me preocupa.

Me preocupa porque hablo de adolescentes que cuidan su cuerpo, que tienen hábitos de vida muy saludables, tienen motivaciones, sueños ambiciosos, cuidan el medio ambiente, luchan por las libertades, se comprometen con un mundo mejor y más justo, tienen conciencia solidaria… pero no cuidan su forma de vivir la sexualidad. Sé de lo que hablo y me preocupa.

Hay un déficit en la educación sexual en nuestro sistema educativo y en nuestro mundo. Nos hemos confundido. La escasa educación sexual que se imparte se ha reducido a hablar de preservativos y otros métodos anticonceptivos, de enfermedades de transmisión sexual y de datos escandalosos. No digo que esto esté mal, pero considero que es escaso e “inocente” y creo que es urgente y necesario replantear una educación sexual de calidad y no anecdótica y puntual. Una educación de “calado” que hable de la dignidad de la sexualidad y de las relaciones humanas. No consiste en hablar de sexo sino de sexualidad como una dimensión antropológica que configura al ser humano. No olvidemos que si sus profesores o referentes no les educan en sexualidad y guardan silencio, buscarán a “sus maestros” para aprender en la pornografía de muy fácil acceso para ellos.

Considero que el punto de partida es explicar a nuestros alumnos que el ser humano es fin en sí mismo y no medio. Es aquí donde radica nuestra dignidad. Si comprenden que somos fines y no medios y, por lo tanto, no puedo usar ni dejarme usar hemos empezado el camino de la educación sexual.

Para educar en este tema llevo varias clases, hablando con los alumnos sobre sus relaciones y les he presentado la figura del filósofo judío Martin Buber. Partiendo del concepto relación loa alumnos aprenden el sentido de la sexualidad. Creo que aquí está la clave de la educación sexual, no hablar de sexo sino hablar del sentido de la sexualidad.

El ser humano es un ser social por naturaleza. Es por esto por lo que necesitamos a los otros para sobrevivir, pero el calado es más profundo y es que solo viviendo en sociedad y estableciendo relaciones con los otros, el ser humano se puede desarrollar plenamente como tal. Un hombre aislado no puede desarrollarse como persona. La existencia humana se convierte de este modo en una coexistencia. Los adolescentes tienen que entender que las relaciones que establecen solo son buenas y adquieren sentido si me ayudan a crecer, si me ayudan a ser más feliz, si me ayudan a desarrollarme plenamente como ser humano.

Según el filósofo judío Martin Buber somos primero relación. Según Buber el hombre no puede hacerse enteramente hombre mediante su relación consigo mismo, sino gracias a su relación con otros.

Buber defenderá que el hombre sólo puede llegar a su existencia si todas las relaciones y todos los modos de relaciones se hacen esenciales y cobran sentido. No se podrá hablar de hombre si no se hace una referencia a su exterioridad, a sus relaciones, no habrá una realización personal si no se recurre a las relaciones con los demás.

Buber explica que la persona se realiza por medio de tres tipos de relaciones:

-       Relación yo-ello. Es la relación con el mundo. Frente al ello el hombre se afirma como sujeto que conoce y quiere.

-       Relación yo-tú. Es la relación con los seres humanos. Aquí no se da una relación de oposición o dominio, como sucede frente al mundo, sino que tiene lugar un encuentro. Solo en este encuentro delante de un tú, la persona se transforma en un yo, al encontrar un alguien con quien establecer un diálogo y una comunicación. Sólo puedo ser yo cuando me encuentre con un tú. Solo puedo saber quién soy yo encontrándome fuera del yo.

-       Relación yo-Tú. Es la relación con Dios. El ser humano se experimenta a sí mismo como limitado y finito, por eso la continua sensación de vacío, de frustración, de “me falta algo”. Solo en el encuentro con el Tú infinito Dios encuentra el hombre la sensación de plenitud. En toda relación auténtica con los demás hombres hay siempre una nostalgia de Dios, es decir, en cada tú nos dirigimos al Tú eterno. No estaremos entonces saciados hasta encontrarnos con el Tú eterno.

Me he centrado en la segunda relación. La relación yo-tú. Me interesa mucho que los adolescentes entiendan que la esencia del ser humano es ser relacional, no es soledad, es “apertura constitutiva al otro”. No existe la posibilidad de realización humana sino se da la plenitud en la relación con los demás. El hombre se define ante todo por sus relaciones con el otro. Esto es educar en sexualidad. Entender que la relación solo es relación si entregándome a un tú soy más yo. Esto es amor.  Si en tu relación de pareja tú no eres más tú no es relación es posesión. Nos convertimos en medios, en objetos. Perdemos la dignidad.

Es urgente trabajar con los adolescente la idea de ser un tú y no un ello. Un tú digno, libre, maravilloso, único, en continuo despliegue, en continuo crecimiento… y desde ese tú hay que leer son ellos sus relaciones de pareja y su sexualidad.

Creo firmemente en estos jóvenes y adolescentes, formados, preparados, inquietos, bilingües, abiertos al mundo… pero nadie sabe lo que no se le ha enseñado. Estoy preocupado, pero no desesperanzado.