Una educación transformadora

     Creo que todavía no somos muy conscientes ni nos estamos tomando en serio las consecuencias de la pandemia. Los jóvenes y adolescentes siempre han necesitado ser acompañados y cuidados pero ahora lo percibo como una verdadera necesidad. Me pregunto si ha cambiado algo en los colegios e institutos después de la pandemia y me preocupa, porque ellos sí han cambiado. La Asociación Española de Pediatría informa que la pandemia ha provocado un aumento de hasta el 47% en los trastornos de salud mental en los menores. Los profesores y los que convivimos con jóvenes y adolescentes sabemos de lo que hablamos. Como educadores, ante esta realidad no podemos permanecer ajenos.

    El reto que tenemos por delante los profesores de cualquier etapa educativa es diseñar verdaderas experiencias de aprendizaje, porque la educación o es transformadora o no es educación. No educamos a ciudadanos del futuro, educamos a niños, jóvenes y adolescentes del presente que ya pueden contribuir a construir un mundo mejor. Es necesario superar la idea que repetían nuestros mayores “estudia para tener un buen futuro” por “estudia para tener un buen presente”. Solo así empezaremos a dar verdadero sentido al proceso de enseñanza-aprendizaje.

    He tenido la suerte de conocer  a  Alberto Rodríguez, el profesor Bertoni, director del colegio Pajarillos. Es un enamorado de la profesión, un profundo creyente de la educación. Cuando le escuchas es imposible no soñar a lo grande. El absentismo en su colegio ha llegado a ser de un 80% y con su proyecto pajarillos educa ha conseguido reducir mucho este absentismo escolar. Su proyecto educativo consiste en combinar procesos de aprendizaje y de servicio al barrio donde los alumnos aprenden a trabajar necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo, ¡y lo están consiguiendo! Los alumnos son los verdaderos protagonistas de la transformación de su barrio.

    Cada realidad educativa es distinta y existen diversidad de escenarios educativos. Un colegio o instituto no puede ser ajeno a su contexto y es por esto por lo que en educación no hay varitas mágicas ni existen fórmulas magistrales.

    Esto no consiste en aplicar una u otra ley. Esto no consiste solo en programar de otra manera. Esto no consiste en poner “nuevos nombres” para seguir haciendo lo de siempre. Esto consiste en aprender los unos de los otros, consiste en  pensar y construir juntos. Ninguna ley va a cambiar o transformar la educación. Toda ley educativa debería contemplar un principio fundamental: cuidar al profesorado y esto es precisamente un tema olvidado por todas las leyes de educación.